Los orígenes de esta localidad se remontan a la época de colonización romana (siglo I a.C.), en la que se debió edificar un campamento militar (castra) sobre un anterior asentamiento turdetano. La población, entonces denominada Erbas, sería también un enclave agrícola dedicado al cultivo de olivos y cereales. Con la llegada de los bárbaros del norte, se produce su decadencia, de la que se recupera durante el dominio musulmán. En este periodo florecen en la región las alquerías, destacando la de Güebar, que llega a fusionarse con otras hasta constituir un núcleo de cierta importancia. Las tropas cristianas de Fernando III el Santo la conquistan a mediados del siglo XIII en su marcha hacia la capital del reino. Hasta el siglo XIV permanece bajo jurisdicción realenga, ya que es entregada al Cabildo hispalense, pasando posteriormente a manos de la familia Guzmán, los Condes de Niebla. Este dominio señorial dura hasta el siglo XIX, en que se constituyen los ayuntamientos independientes.
El asentamiento originario, localizado en el sector nororiental de la actual población, presenta un claro desarrollo sobre dos ejes principales (norte-sur y este-oeste) sobre los que se consolida la edificación con una estructura radiocéntrica y un trazado de pequeñas manzanas irregulares. Tras la conquista cristiana se construyen la iglesia y el castillo, que fortalecen la morfología radiocéntrica del periodo musulmán. Entre los siglos XVI y XIX Huévar consolida su carácter urbano e incrementa su perímetro, sobre todo en dirección sur, con manzanas de mayor tamaño. En el siglo XX se produce un desarrollo más irregular, condicionado por las vías de comunicación y por la escasa pendiente. El crecimiento es lento y no altera la morfología tradicional del casco urbano.
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